Oscar y su red carpet

Fue el  16 de mayo de 1929 en el  Hollywood Roosevelt Hotel, donde dio comienzo la primera entrega en la ceremonia de los Oscar, aunque desde el mes de febrero ya supieran cuales serían los ganadores.
Pero no fue hasta el año 1931 cuando Margaret Herrick exclamó aquello de Óscar! al ver la estatuilla que el escenógrafo de la Metro Goldwyn Mayer, Cedric Gibbons, había diseñado como boceto para los futuros premiados por la Academia.

Ahora viene cuando yo me pregunto, ¿qué diría ésta vez la señora Herrick de poder asistir a la gran pasarela de glamour, estilo y tendencia a la que ha llegado todo artista cinematográfico que se precie?
¿Hemos transformado, acaso, la alfombra roja en la pasarela anual del espectaculo o solo ha sido cuestión de tiempo?

Yo, desde mi más absoluta ignorancia, prefiero pensar que, ya que actrices, actores, acompañantes de estos, primos y abuelas (que también las hay) desfilan con la sonrisa y el diseño nuevo, bien podrían hacerlo contribuyendo a la expansión del conocimiento sobre jóvenes diseñadores que ven su futuro truncado por masas de clones que no hacen otra cosa que copiar y trasladar las ideas de otros como propias.

Éste año hemos comprobado cómo el blanco, el negro y algún toque de dorado siguen siendo insignia de las siempre fieles trend ladies como Mila Jovovich vestida por Elie Saab o Rooney Mara de Givenchy.

Rooney Mara de Givenchy

Mila Jovovich de Elie Saab

Algunas más atrevidas como Stacey Keibler con su Marchesa a lo burbuja Freixenet o Viola Davis con un Vera Wang que apenas la dejaba respirar, son algunos ejemplos de la gran noche en la que todo vale a cambio de una instantanea más.

Stacey Keibler de Marchesa

Viola Davis de Vera Wang

Si bien es cierto que son los "grandes" diseñadores, los mundialmente conocidos, los que se esmeran en repetir tendencias cada dos décadas, hay otro mundo, el de todos los que no han tenido apellido, ni tío forrado, ni conocidos de gran abolengo, asiduos a cualquier sarao que se precie, los que no cesan en centrar su trabajo para innovar, llevar el arte a la calle y viceversa. Son los grandes olvidados cuando el telón se levanta y se extiende la gran alfombra pero estoy segura que, desde algún lugar, por pequeño que sea, alguien reconocerá su arte, en algunos casos, sin nombre y apellidos.

Cristina Pascual (*)

Diana Dorado y American Pérez (*)

Javier Núñez (*)

(*) Éstas fotos han sido recopiladas de las páginas oficiales de sus dueños con el expreso deseo de darlos a conocer a todo aquel que no haya tenido la oportunidad hasta el momento.
Si eres uno de ellos y tu deseo explícito es que no se comparta,, hazmelo saber y serán retiradas.
Arte es, ante todo, respeto.