La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con nuestro modo de vida, con lo que está pasando...
Coco Chanel
Ésos días en que me levanto: café, cigarro, estiramientos.
Me pesan los hombros, verme en el espejo; crujir de dedos -el día empieza- y las horas por llegar, arrastrando la mirada de Pandora: extraña, nostálgica, viviendo en repentinos golpes de esperanza.
Ésos mismos en que todo es ajeno y propio, donde el futuro no es más que un ahora a destiempo, donde quisiera abrazarme a la niña que guardo y tocar mi alrededor con la yema de los dedos.
Ella, la del ahora y para siempre, me empuja a levantar la vista y dejar de ver, a observar con el corazón abierto, a traficar con sonrisas, a promulgar la fe de lo increíble, a dejar de respirar por un segundo y volver para coger aire a pulmón abierto.
...y miro hacia atrás, como todos éstos años, y me veo -pequeña, en un mundo de juguete- sorteando hilos, retales, tijeras, agujas y tú, sentada, haciendo girar mi mundo con tu pie derecho, enseñándome tanto en tan poco tiempo. Tú, detrás de patrones infinitos, contagiándome una mirada creativa, luchadora -mujer de roble-.
Ahora entiendo quién soy, el por qué del aleteo. Llegar hasta aquí con todo lo que nos queda, agarrar fuerte el testigo y marcar el paso firme, como tú me has enseñado.
Tu inversión de amor, de tiempo, de miradas furtivas, de paciencia y esperanza, de mirar al infinito con los brazos abiertos. A ti te debo mi ilusión, mis sueños, mi pasado, una vida repleta de instantes donde quedarse sin aliento. A ti te agradezco que un pedazo de mí siga creyendo que todo es posible, que debo luchar por mis sueños, que la vida no acaba aquí con nosotros, que el mundo está lleno de instantes para abrir los brazos y volver a ser una niña que lo toca todo con las yemas de los dedos.
Gracias, mama.
Y dicho ésto, se da como inaugurado nuestro pequeño sueño:
Porque no vendemos ropa usada, sino pequeños recuerdos:
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